¿Qué es la lactancia prolongada?

La lactancia prolongada es un tema que genera muchas dudas, especialmente cuando se trata de entender sus beneficios y el tiempo adecuado para mantenerla. ¿Qué ventajas o desventajas hay de mantener amamantar a un bebé después del año? ¿Hay algo malo? o, por el contrario, ¿es beneficioso?

Hoy te guiaremos en el proceso de entender este tema a través de estudios científicos o artículos que respalden este tema.

Lactancia prolongada en niños ¿qué es?

La lactancia prolongada se refiere a la práctica de continuar amamantando a un niño más allá de los 12 meses de vida. Aunque la recomendación de la Organización Mundial de la Salud es mantener la lactancia materna hasta los 2 años o más, muchas veces se considera prolongada cuando el bebé sigue amamantando después del primer año.

Si bien es cierto que es muy común que bebés de un año aún sigan recibiendo leche materna como parte de su dieta diaria aún sobrepasando el año, poco se conoce sus ventajas o desventajas a la hora de hacerlo. Aunque muchos creen que aún sigue siendo beneficioso mantener una lactancia prolongada o, por el contrario, es algo negativo ¿está esto comprobado científicamente? Aquí lo analizaremos.

¿Es beneficiosa la leche materna después del año?

Está comprobado que la lactancia materna sigue siendo beneficiosa después del primer año de vida, aunque los mayores beneficios se observan durante los primeros 6 meses, especialmente en bebés más pequeños o prematuros. 

En etapas tempranas, la leche materna está asociada a una reducción significativa de problemas digestivos graves, como la enterocolitis necrosante en los recién nacidos prematuros, y a una menor incidencia de enfermedades gastrointestinales en general.

Aunque los beneficios más marcados están en los primeros meses, la leche materna no pierde sus propiedades con el tiempo. A partir del primer año, su composición cambia, aumentando la cantidad de grasa y otros nutrientes esenciales, lo que la convierte en un alimento altamente nutritivo para los niños mayores. 

De hecho, se estima que un niño mayor de un año (o que ya puede recibir alimentación sólida) y sigue amamantando puede obtener hasta un tercio de sus necesidades calóricas y proteicas diarias de la leche materna (sin embargo, éstas también las puede recibir a través de alimentación sólida).

¿Cuánto es demasiado tiempo para amamantar?

No hay un estimado sobre cuánto tiempo es "demasiado" para amamantar. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda amamantar hasta los 2 años o más, si tanto la madre como el niño lo desean.

Lo que sabemos es que, a lo largo de los primeros años de vida, los beneficios de la lactancia materna son evidentes como lo mencionamos arriba. En los primeros meses, los aportes de nutrientes y anticuerpos son vitales para el desarrollo y la protección del bebé contra infecciones y enfermedades. 

Pero eso no es todo, la lactancia prolongada puede reducir el riesgo de ciertos tipos de cáncer infantil, como la leucemia, así como el riesgo de desarrollar enfermedades metabólicas y autoinmunes, como la diabetes tipo 1 tanto en los bebés como en las madres lactantes.

De forma genera,l algunos especialistas sugieren que es importante observar las señales tanto del niño como de la madre para poder realizar el proceso de destete. Si el niño muestra una disminución en la necesidad o interés por amamantar, o si la madre comienza a sentir que la lactancia está afectando su bienestar físico o emocional, puede ser un buen momento para comenzar el proceso de destete.

¿Hay algún riesgo si mi bebé amamanta después del año?

No, para nada. No existen riesgos comprobados si tu bebé continúa amamantando después del primer año. De hecho, la lactancia materna prolongada sigue aportando beneficios para el bebé (aunque no con tanta fuerza como en sus primeros 6 meses). 

Aunque a veces se escuchen mitos o preocupaciones sobre la lactancia después del año, no hay evidencia científica que sugiera que esta práctica sea perjudicial. La leche materna sigue siendo una fuente importante de nutrientes, proporcionando vitaminas, minerales, proteínas y grasas que apoyan el crecimiento y desarrollo del bebé.

Y no solo eso, a nivel emocional, la lactancia prolongada también ofrece consuelo y seguridad, fortalece el vínculo afectivo entre la madre y el niño.

¿Cuándo destetar a un bebé?

Esta decisión la toman los padres y el bebé. Hay niños que empiezan el proceso de destete a partir del año y otros a partir de los 2 o 3 años. Existe dos tipos de destete:

Destete guiado por el bebé: En este caso, el bebé naturalmente empieza a perder interés en amamantar, especialmente cuando está más enfocado en comer alimentos sólidos. Este proceso suele ser gradual y respetuoso con el ritmo del niño.

Destete guiado por la madre: A veces, la madre decide que es el momento adecuado para destetar, ya sea por razones personales, emocionales o de salud. Este proceso puede llevarse a cabo de manera gradual, reduciendo poco a poco las tomas de leche, para que el bebé se adapte sin dificultades.

No existe una fecha o año exacto para destetar a un bebé por lo que se puede seguir haciendo después del año de vida del bebé. El destete es un proceso muy personal, y cada madre y bebé tienen su propio ritmo.

Conclusión: ¿Qué es la lactancia prolongada?

La lactancia prolongada se refiere a continuar amamantando a un bebé más allá de su primer año de vida. Aunque a menudo se considera "prolongada" cuando se sigue después de los 12 meses y no existe una fecha límite o un momento exacto para ponerle fin. 

La lactancia prolongada sigue aportando beneficios importantes tanto nutricionales como emocionales para el bebé, incluidos nutrientes esenciales, defensas inmunológicas y un fuerte vínculo afectivo.

Amamantar más allá del primer año sigue siendo beneficioso. Entre estos beneficios se encuentran la reducción del riesgo de infecciones, ciertos tipos de cáncer infantil, y enfermedades autoinmunes como la diabetes tipo 1. 

Además, prolongar la lactancia contribuye al desarrollo emocional e intelectual del niño, y también ofrece protección para la madre, reduciendo su riesgo de padecer enfermedades como el cáncer de mama y ovario.

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